Trabajos técnicos sobre el tartán de Cachi |
Una… otra… luego otra, ya son tres. Se posan, caminan un
poco, vuelan y se vuelven a posar; en mi pie, en mi brazo, en mi cara. Me tapo,
me da calor, doy vueltas, me destapo, se vuelven a posar. Listo, las moscas me
sacaron de la cama. Hay que admitirlo, acá las que mandan son ellas.
El lado positivo es que ya estoy arriba y mis compañeros me
esperan con un copioso desayuno, luego del cual los tres mosqueteros se marchan
hacía la pileta y yo me quedo a solas con mi hora de elongación. Como las
posiciones suelen ser de varios minutos sostenidos aprovecho para disfrutar de
otra de mis grandes pasiones, la literatura. Hoy terminé “Las intermitencias de
la muerte”, del novel portugués José Saramago, disfruté su final como hacía
tiempo no me pasaba con una novela, para quienes se deleitaron con “El
evangelio según Jesucristo”, no dejen de saborear estás páginas, no los defraudaran.
Luego partí hacía la pista, me esperaban 15 minutos de
trotes, trabajos técnicos y luego algunas rectas, para terminar con 30 minutos
más alrededor del ovalo. La sensación no fue tan buena como ayer, me sentí con
la misma falta de aire pero más pesado, igualmente dejé que el cuerpo se
acomodara al ritmo que más cómodo se sintiese sin forzar nada. Luego unos ejercicios
de equilibrio cerraron la sesión.
Con Ezequiel Morales, mi entrenador, en la pista de avión |
La siesta no faltó cita y luego de relajar en la plaza
central salimos corriendo los cuatro hacía la pista de aviones que está a unos
dos kilómetros de nuestra casa, con la idea de hacer una hora de trote un poco
más movido. El ascenso fue pronunciado hasta llegar pero nuestra fatiga se vio
recompensada con un paisaje imponente. Al estar emplaza en un lugar descampado,
alejado de montañas, otorgaba el espacio suficiente para disfrutar del marco
montañoso en todo su esplendor, allí realmente sentí la fuerza de la naturaleza
luciéndose soberbia e imponente. La pista tiene un notorio desnivel que fue
parcialmente compensado con el viento a favor en la subida y viceversa. El
ritmo promedio de 4’24” por kilómetro se sintió en este contexto pero estuvo
bueno empezar a mover un poco.
Hoy reconfirmé mi decisión de haber venido al sentirme
envuelto por las montañas en la pista de aviones, recién llevo 48hs en Cachi y
parece que hace semanas que estoy, muchas emociones se vienen sumando y la
felicidad es palpable a la vuelta de cada esquina, queda mucho por andar y me
siento lanzado hacía el camino.
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