Vista desde la puerta del nuevo hogar |
Serán catorce días en los que iré descubriendo en sesiones dobles de entrenamiento no solo como responde mi fisiología a los 2.371m sobre el nivel del mar sino también a la posibilidad de estar dedicado 100% a correr, comer, dormir y vivir para el atletismo.
Los cuatro habitantes, de izq. a der. yo, Eze Morales, Martín Aragno y Pablo Ureta |
Hoy y mañana serán días de adaptación muy suave en los trotes; a la mañana, luego de una hora de elongación, cerré la puerta y salí corriendo sólo hacía la pista de tartán para reconocer el ovalo en el que tendré varías charlas con el reloj en estos días. Fueron 45 minutos muy tranquilos en los que iba escuchando cada nueva sensación; al principio el aire parecía poco, pero con el correr de los pasos las piernas se fueron soltando y me sentí cómodo. Al regresar al nuevo hogar algunos pocos ejercicios de equilibrio hicieron de entrada para el almuerzo.
Luego de una suave siesta salimos, ahora si los cuatro, por un circuito de ida y vuelta conocido acá como “El Mansito” quizás por lo leve de sus pendientes dentro del contexto montañoso donde estamos emplazados. Fueron 50 minutos de un trote suelto, disfrutando enormemente del contacto con el paisaje y charlando amenamente. Terminé de confirmar que la decisión de venir acá fue muy buena, presiento que hermosos momentos están por llegar y los disfruto por anticipado, al final de todo, de eso está hecha la vida, de momentos.
No soy el único del grupo que se propuso escribir un post por día de nuestra estadía en Cachi, Pablo Ureta; nueve veces clasificado para competir en el mundial de Iroman de Hawaii y múltiple ganador de El Cruce de los Andes también se fijó la misma meta, los invito firmemente a visitar su blog en el cual encontraran una interesantísima comparación con Boulder, Colorado, el centro de entrenamiento por excelencia en el mundo del triatlón:
www.pabloureta.com
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