domingo, 13 de julio de 2014

¿Qué nos produce la lluvia cuando corremos?


Pocos factores externos al correr son tan extremos en nuestras sensaciones como la lluvia. Si está diluviando no son muchos los que observan felices las gotas en la ventana mientras piensan en ponerse las zapatillas para salir a entrenar. Pero por otro lado, pocos entrenamientos se recuerdan tanto como una larga o dura salida bajo un chaparrón.
¿Por qué nos cuesta tanto salir, pero se disfruta tanto cuando lo hacemos? Y lo que me interesa en esta ocasión ¿Por qué ha veces es un impedimento para entrenar y a veces lo enfrentamos igual? Creo que la gran diferencia está en donde pongamos el foco a la hora de tomar la decisión. Si sólo pensamos en las frías gotas que impactarán en nuestra seca y caliente piel sin duda es una barrera difícil de quebrar. Pero si en cambio visualizamos antiguos entrenamientos bajo la lluvia, la satisfacción de terminar empapados un día duro, de haber vencido nuestros miedos y nuestra pereza, la felicidad que ya hemos sentido y tenemos la oportunidad de repetir. Sin duda así será mucho más sencillo dar los primeros pasos.
No se ven caras tristes bajo esa lluvia
Pero ¿Por qué nos deja contento correr bajo la lluvia? Si objetivamente es una condición que va en detrimento de nuestro rendimiento, además de la incomodidad dada por la temperatura e incluso el riesgo mayor de un accidente.
Creo que hay una profunda conexión entre la naturaleza y nuestra esencia animal al correr libres bajo el agua, nos reencontramos con una situación que nuestros ancestros han vivido por milenios. Incluso nuestra mente de atletas suele relajarse y desconectarse del reloj al saber que las condiciones no son óptimas, favoreciendo mucho más la percepción de nuestras sensaciones, lo cual magnifica la felicidad de correr. También el entorno suele calmarse con la lluvia; los ruidos bajan, el tráfico disminuye, mejorando la experiencia del entrenamiento. Incluso el saber que lo que detuvo a otros pudo ser superado por nosotros puede dar una satisfacción extra.
Cualquiera que haya vivido esa simple pero profunda experiencia de correr bajo la lluvia pudo sentir sobre la piel, y debajo de ella, estás sensaciones. Quizás el mayor motor para vencer la pereza de los primeros pasos es hurgar en nuestros recuerdos y proyectar esas satisfacciones en un nuevo entrenamiento, recordar lo felices que hemos sido y salir a buscarlo nuevamente.
Pasadas bajo la lluvia en la pista de ADAL
Así lo viví yo hace un tiempo, en una de mis salidas bajo lalluvia, un sábado por la tarde. Para que quien aún nunca lo vivió queda aprovechar la oportunidad de descubrir una nueva experiencia, el cielo nos regala, últimamente muy seguido, la posibilidad; está en nosotros salir a sentirla.



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