Hoy corrí la carrera de ayer varias veces, eso pasa siempre luego de
un linda competencia, queda dando vueltas en la cabeza, que podría haber sido,
que no. En frío salen algunas reflexiones, quizás la más importante es que debo haber
sido el más gordo de los 30 primeros ayer, así que o me sumo a la lucha por los derechos del obeso o si quiero seguir mejorando hay que
pulir bastante la dieta, no tanto en calidad como en cantidad, aunque muchas
veces van de la mano. También rescato que más allá de la bronca de no conseguir
lo que fui a buscar igual lo disfruté y me carga de energía para volver el año
que viene a intentarlo nuevamente. Y la rueda sigue girando.
Pero también ya es parte del pasado y hoy es otro día, hay
que volver a ponerse a ritmo y aprovechar los días para entrenar bien acá, a la
mañana salió un regenerativo en el que me hallé bien suelto, disfrutando de la
playa, sin dolores y sintiéndome ágil. Con una muy buena siesta de por medio a
la tarde estaba listo para las cuestas que tocaban de segundo turno. Acá las
cuestas realmente cuestan; ya cuestan verlas por los empinadas, luego cuesta subirlas, cuesta levantar los pies para que
sea corriendo y no caminando y cuesta bajarlas porque si te soltás mucho podes
ir a parar al piso y ahí va a costar mucho volver caminando a casa. A eso le
sumamos que salí con mi entrenador y él también tenía ganas de correr, por lo
que las cuestas costaron más todavía, pero también se disfrutaron más,
obviamente me gusta correr con un acompañante que me exija parejo y más si es
un amigo. Fue un muy buen inicio de semana, vienen muy lindos entrenamientos y quisiera
aprovechar todos de esa manera.
Niterói, la ciudad donde me estoy quedando tiene un par de
particularidades interesantes, es la única en Brasil fundada por un indígena,
durante el periodo en que el estado de Río de Janeiro fue divido en dos (Río de
Janeiro y Guanabara), Niterói fui la capital del estado de Río de Janeiro allá
por el siglo XIX. Hoy es una ciudad de medio millón de habitantes, tranquila,
volcada sobre la playa, sin mucho ruido y con alma de ciudad chica. Estupenda
para entrenar, por lo menos corriendo, en bicicleta se complica un poco por el
tráfico. Su emblema es el edificio del Museo de Arte Contemporaneo (MAC),
diseñado por el gran arquitecto brasilero del movimiento moderno, Oscar
Niemeyer, sin duda es hermoso tanto de día como de noche. No es una ciudad turística,
con Río al lado el público se dirige allí, eso le da una paz que los habitantes
aprovechan.
Mis días acá son igual de tranquilos, con el entrenamiento
como eje de la actividad, disfruto conviviendo con los Morales y salir a correr
con este benévolo clima se hace muy fácil. Todo fluye y como suele decirse a
veces, hay que relajarse y gozar.
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