Yo, Laurenio, Edson y Auderi |
Y un día regresé a la pista de la pista UFF, como hace un año volvimos a girar sobre el ovalo de carbonilla, con la Bahía de Guanabara
como testigo. Volví a reencontrarme con viejos amigos como el gran Laurenio
Bezerra, a quien tuve la suerte de conocer ya el año pasado y desde el primer
momento me recibió con su generosa sonrisa, enorme corredor con marca de 2
horas 11 minutos en maratón, también estaba Edson que a solo tres días de lograr
su mejor marca en media maratón (1 hora 22’, relatado en primera persona) y con un ojo menos por la
conjuntivitis, ya estaba girando nuevamente en la pista. También se sumaron
varios nuevos alumnos de Ezequiel y realmente todos me hicieron sentir como si
no estuviese a tres mil kilómetros de mi casa.
Por la mañana había tenido descanso y relax en la playa,
caminado sin prisa entre el sol y la arena, así que estaba listo para mover un
poco las piernas, fueron diez pasadas de seiscientos como para despuntar el
vicio de acelerar en tierra brasilera. Un movida seguidas de tres un poco más
suaves. La noche ya reinaba sobre el predio y las tímidas luces de la pista
dejaban ver las estrellas. La sensación fue buena, pude controlar el esfuerzo,
sintiendo que siempre quedaba un plus, una reserva de emergencia, y aproveché
esa comodidad que da no ir al límite para enfocarme en moverme suelto, sin
forzar, dejando que fluya lo mejor posible. Poder correr a las ocho de la noche
la última tirada sin remera es algo difícil de lograr hoy en día por mis pagos,
acá pude darme el gusto.
Ya una semana de entrenamiento en Niterói, todos los días
corridos, todos los días disfrutados. Sumando alegrías y kilómetros. En la
entrada en calor hablábamos con Edson de cómo pude cambiarte la vida hacer un
deporte, hoy hablo de este que es el que estoy practicando, pero he hecho
muchos y todos tienen su hermosura. Quizás correr tenga un lado muy social, es
muy fácil entablar relaciones, conocer gente de muy diversos niveles; sociales,
deportivos, espirituales. Realmente es insoldable el lugar a donde nos puede
llevar correr, no solo literalmente sumando nuestros pasos por casi cualquier
terreno, sino en la vida; hace cuatro años estaba sentado frente al cirujano plástico
consultando por una liposucción, hoy estoy sentado frente a la computadora contándoles
que me vivo cuando corro. ¿Paso mucho en el medio no? Algo, muy poquito, quedó escrito
en este blog esperando ustedes lo disfruten; el resto, mucho más, quedo escrito
en mi corazón pisada tras pisada.
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