miércoles, 9 de octubre de 2013

Corriendo bajo la lluvia

Pocas veces me siento tan vivo como corriendo suelto mientras una fuerte y cálida lluvia baña mi cuerpo. La sensación de láminas de agua recorriéndome  las piernas ágiles y calientes, como buscando fundirse con el entorno, hacerse uno con la naturaleza que se manifiesta plena.
Y cuando ocurre rodeado de verde, cuando las gotas golpean con fuerza el piso, inundado el aire de olor a tierra mojada, a pasto húmedo, siento que mi pecho se expande para dar lugar a tantas sensaciones.

Hoy viví todo eso y tanto más que no encuentro palabras, queda en mi grabado, no sólo como imágenes sino como sinfonía de estímulos que escucha mi cuerpo. Hoy corrí libre, disfrutando, vuelta tras vuelta en el frondoso parque de Lobos, recibiendo la tierra blanda bajo mis pies. Hoy experimenté esa extraña sensación de soledad y a la vez de no sentirme sólo que únicamente vivo con mi inseparable compañero de entrenamientos; diluviaba, el parque estaba deshabitado, no iba sólo, éramos dos a la par, pero sentía que tenía la naturaleza vibrando sólo para mí. Hoy no hay fotos para mostrar, un fotógrafo no puede capturar ese momento simplemente porque su presencia rompería el vacío. Hoy no les voy a contar ni de tiempos, ni de ritmos, hay muchas cosas que no entran en un reloj. Hoy no corrí un fondo, hoy sentí la vida correr dentro de mí. 

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