martes, 22 de octubre de 2013

Buscando la meta

Mirar al frente siempre te va a llevar más lejos




Levantando la mirada podemos encontrar mucho más que lo que tenemos delante. Ese simple gesto trae muchos beneficios al correr.
Es común ver en fotos o en lugares de entrenamientos a muchos runners con la mirada en el piso, generalmente con la cabeza gacha. Si bien es un gesto reflejo para evitar obstáculos al correr, principalmente en momentos o lugares de poca luminosidad, y naturalmente nos previene de tropezones o caídas, esta precaución instintiva muchas veces se ve trasladada a circuitos iluminados y perfectamente planos como pistas de atletismos, calles o senderos pavimentados.
El simple gesto de levantar la mirada tiene muchas ventajas que suelen pasar desapercibidas. Repasemos algunas de ellas:
Desde la biomecánica de la carrera nos predispone a una mejor inclinación del tronco, evitando muchas veces una excesiva inclinación hacia adelante, con lo cual podemos colaborar con un contacto inicial demasiado adelantado como así también puede llevar a una posición avanzada de los hombros que cierre la brazada.
Desde lo motivacional elevar la mirar y contemplar nuestro entorno puede traernos satisfacciones, casi no conozco lugar para correr donde el piso sea más lindo que el horizonte, ni que hablar de los lugares maravillosos donde no levantar la mirada es casi un pecado. Ya con que haya un poco de verde o algo distinto para ver, mentalmente nos será mucho más “liviano” ir descubriendo el paisaje que mirar cómo pasa el suelo bajo nuestros pies.
Desde lo social, si corremos en un lugar frecuentado por otros runners sin duda es mucho mejor ver y saludar a nuestros compañeros de deporte, compartir aunque sea con una mirada esto que nos gusta tanto, transmitir que ambos disfrutamos de lo mismo. El running es una actividad con un gran componente social, parte de eso se anula con solo mirar hacia abajo.
Desde lo competitivo una mirada clavada en la nuca del rival más cercano es de suma importancia, mentalmente nos acerca mucho más en nuestras posibilidades de alcanzarlo, incluso si estamos siendo alcanzados o sobrepasados, para nuestro perseguidor es más alentador un atleta con la mirada perdida en el piso demostrando, al menos corporalmente, menos señales de fatiga, que uno que busca desafiante el horizonte. Mucho hay escrito sobre las transmisión que se puede hacer a través de mantener actitudes corporales hasta que te conviertan en actitudes mentales, y será motivo de un futuro post, pero puntualmente con el hecho de la mirada, estoy convencido que una mirada optimista y desafiante que busca el horizonte, incluso antes de largar la carrera, colabora fuertemente con lograr ese optimismo y actitud a nivel mental, mejorando sustancialmente nuestro rendimiento.
Con solo extender levemente nuestro cuello al correr se nos puede revelar un nuevo mundo, los invito a descubrirlo.

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